La espondilitis anquilosante es una forma de artritis que ataca principalmente la columna vertebral y puede también comprometer otras articulaciones grandes, como las caderas y el cuello.
Aunque no tiene una causa específica, los factores genéticos –como el gen HLA-B27– aumentan considerablemente el riesgo de desarrollarla.
Esta enfermedad suele presentarse en personas en edad productiva, especialmente entre 30 y 39 años, y afecta tres veces más a hombres que a mujeres, aunque las mujeres pueden mostrar formas más severas debido a diagnósticos tardíos y una progresión más rápida de la afección.
Síntomas y riesgos de no detectarla
Los primeros síntomas incluyen dolor y rigidez en la zona lumbar y caderas, que suele empeorar por las mañanas o después de períodos de inactividad. El dolor en el cuello y el cansancio son también comunes.
Ignorar estos signos puede provocar que la enfermedad avance y comprometa gravemente la movilidad y calidad de vida del paciente.
De hecho, existe una brecha promedio de 13 años entre la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico, lo que aumenta el riesgo de complicaciones, incapacidad laboral e incluso la necesidad de pensiones de invalidez a edades cada vez más tempranas.
Impacto en el sistema de salud y pensiones
La prevalencia de espondilitis anquilosante en América Latina es de aproximadamente 10,2 por cada 10.000 habitantes.
Según información obtenida de la Superintendencia de Pensiones, el impacto es mayor en personas jóvenes y laboralmente activas: solo en 2023, se otorgaron 104 pensiones por esta patología en Chile, con un promedio de edad de 50 años, y un 36% de las pensiones fueron dadas a personas menores de 50.
El número de licencias médicas por esta condición creció un 62% entre 2019 y 2023, duplicándose los días de reposo otorgados, en especial para menores de 45 años.
Importancia del diagnóstico temprano y tratamiento
El diagnóstico precoz y el acceso oportuno al tratamiento son claves para mejorar la calidad de vida y evitar la progresión hacia la invalidez.
El tratamiento puede incluir medicamentos, kinesiología y, en casos graves, cirugía, con el objetivo de aliviar el dolor, reducir la rigidez y prevenir complicaciones irreversibles.
La detección temprana reduce el daño físico y los costos sociales, y contribuye a la mantención de la actividad laboral en la población afectada.
Licencias médicas: impacto en el sistema de salud
Según datos entregados por la Superintendencia de Seguridad Social, el número de licencias médicas por espondilitis anquilosante ha mostrado un preocupante aumento en los últimos años en Chile.
Entre 2019 y 2023, la cantidad de días de reposo otorgados por FONASA para esta enfermedad se duplicó y el número total de licencias creció en torno a un 62%.
La espondilitis anquilosante es mucho más que una enfermedad física: su impacto se extiende a la vida laboral, social y emocional de quienes la padecen, especialmente en edades productivas.
El desafío para los pacientes y el sistema de salud está en detectar a tiempo y brindar apoyo integral, tanto médico como psicológico, favoreciendo el acceso a tratamiento y recursos que permitan mantener la calidad de vida y la autonomía.
Este es un contenido presentado por Novartis.




